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Hay nombres que pasan a la historia y que se convierten en el horizonte al que todos aspiramos. Antonio Stradivari no podría imaginar que lo que empezó con una frase ingeniosa terminaría convirtiendo a sus violines Stradivarius en el instrumento más exclusivo y deseado de toda la Historia.
Antonio Stradivari nació en una aldea cerca de Cremona, con 12 años entró a trabajar
como aprendiz en el taller de Nicola Amati, un famoso constructor de violines. Cuando el maestro
falleció, Stradivari y el otro discípulo de Amati abrieron sus propio talleres puerta con puerta con el
del maestro, que a partir de ese momento fue heredado por su hijo.
Ante la alta competencia por estar los tres talleres en la misma calle, el hijo de Amati decidió poner un
cartel en la puerta de su local para resaltar que él vendía los auténticos Amati. A lo que Stradivari y
Guarneri (el otro discípulo) contestaron con sus propias creatividades:
Cartel de Amati hijo:
“Aquí se construyen los mejores violines de Europa”
Cartel del discípulo Guarneri:
“Aquí se construyen los mejores violines del mundo”
Cartel de Stradivari:
“Aquí se construyen los mejores violines de esta manzana”