Hasta la llegada de David Brailsford a la Federación Británica de Ciclismo en 2003, sus corredores habían protagonizado un siglo de mediocridad. Desde 1908 tenían en su haber una sola Medalla de Oro en los Juegos Olímpicos y ninguna victoria en el Tour de Francia.

De su mano, la Federación ganó 18 Medallas de Oro entre los JJOO de 2004 y 2012, lo que le llevó a convertirse en Director General del equipo Sky, con el que llevó a 3 ciclistas británicos, Wiggins, Froome y Thomas, a alzarse con la victoria en el Tour de Francia.

¿Cómo convirtió Brailsford a un equipo históricamente vulgar en la élite del ciclismo? Su éxito se basa en las “Ganancias marginales”, la suma de muchas pequeñas mejoras que pueden suponer una gran diferencia.

La idea de Brailsford se basaba en el principio de la suma de ganancias marginales. Si puedes coger todos los factores que influyen en la actuación de un ciclista y mejorarlos un 1%, la suma de esas pequeñas mejoras supondrá un incremento exponencial en su rendimiento.

Brailsford y su equipo hicieron centenares de pequeños ajustes, desde rediseñar los sillines, hasta variar la dieta dependiendo del tipo de carrera, desde los geles con los que se masajeaban las piernas de los corredores, hasta la mejor forma de lavarse las manos. Ningún detalle era dejado al azar porque hasta el más insignificante podía suponer la diferencia entre la victoria y la derrota.